A la mayoría de los niños, como a las personas mayores, nos gusta interactuar y participar en las redes sociales, para compartir ideas, jugar, ver vídeos o chatear con nuestros amigos.
Sin embargo, las redes sociales pueden ser algo relativamente peligroso si no se tiene un mínimo control sobre ellas, sobre lo que se publica y comparte en internet. Por ello, para muchos padres y educadores, las redes sociales generan cierto miedo que desemboca en desconocimiento, lo cual provoca desconfianza, que, o bien se traduce en pasividad y dejar que los niños hagan lo que les apetezca en la red, o en una prohibición desmesurada. Ambas situaciones son erróneas, en mi opinión, pues acaban por fomentar, precisamente lo que se quería prevenir desde un principio.